Oct 7, 2009


Sus manos rozaron el fino tirante del vestido y este se escurrió

de mi hombro y dejo a la vista la curvatura superior de mi pecho.

Dibujo con su pulgar una línea entre mi oreja y mi hombro.

Deseé que no se detuviera que me tocara como necesitaba que me tocara.

No pensaba racionalmente, de hecho apenas conseguía pensar.

En aquel momento solo existía mi cuerpo y lo que exigía.

2 comments:

Vanille Galaxy said...

Y cuando el cuerpo exige no existe nada más.

Muás!

Contansolounamirada said...

Dios, es precioso.
Te sigoo!